El otro día, mientras cenaba vi en la tele el anuncio navideño de la Once. Habla de una fuente de energía con un poder increíble e ilimitado. Esa fuente de energía es “La ilusión”. Es un bonito anuncio. Os dejo el enlace abajo.
La ilusión nos hace sentirnos vivos y contribuye de forma importante a nuestra felicidad. Aplicada a nuestros sueños se convierte en la pócima milagrosa que hace que todo sea posible. Es más poderosa que el cansancio y la desesperación. Mucho más que la tristeza, a la que reemplaza por alegría. Es sin duda la fuente de la eterna juventud.
Por desgracia para muchos, conforme pasan los años dejamos de ser niños. La ilusión se va durmiendo y su lugar es ocupado por el realismo, el exceso de responsabilidad, la incredulidad y otros “radicales libres” que te van oxidando y haciendo viejo. Y paradójicamente cuando somos hombres o mujeres somos menos valientes que cuando éramos niños. Más grandes y más fuertes, pero ya no nos atrevemos a coger un saltamontes con las manos, o a saltar desde aquella roca, o a tirarnos desde ese trampolín… ¿Recuerdas lo que sentías de niño cuando hacías estas cosas? Intenta recordar lo que sentías.
Come muchas naranjas, mucha fruta y verduras. Toma vitaminas. Es importante. Pero el antioxidante definitivo es la ilusión. No está en un coche nuevo, ni en una bici mejor, ni en las mejores zapatillas de correr. No hablo de ese tipo de ilusión. La ilusión la llevas dentro y para prender esa mecha tienes que soñar generosamente y creer que tu sueño es posible.
Por eso deseo que este nuevo año me haga ser más iluso, más infantil, y lo mismo os deseo a vosotros.
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