lunes, 24 de diciembre de 2012

El mejor alimento

El otro día, mientras cenaba vi en la tele el anuncio navideño de la Once. Habla de una fuente de energía con un poder increíble e ilimitado. Esa fuente de energía es “La ilusión”. Es un bonito anuncio. Os dejo el enlace abajo.
La ilusión nos hace sentirnos vivos y contribuye de forma importante a nuestra felicidad. Aplicada a nuestros sueños se convierte en la pócima milagrosa que hace que todo sea posible. Es más poderosa que el cansancio y la desesperación. Mucho más que la tristeza,  a la que reemplaza por alegría. Es sin duda la fuente de la eterna juventud.
Por desgracia para muchos, conforme pasan los años dejamos de ser niños. La ilusión se va durmiendo y su lugar es ocupado por el realismo, el exceso de responsabilidad, la incredulidad y otros “radicales libres” que te van oxidando y haciendo viejo. Y paradójicamente  cuando somos hombres o mujeres somos menos valientes que cuando éramos niños. Más grandes y más fuertes, pero ya no nos atrevemos a coger un saltamontes con las manos, o a saltar desde aquella roca, o a tirarnos desde ese trampolín… ¿Recuerdas lo que sentías de niño cuando hacías estas cosas? Intenta recordar lo que sentías.
Come muchas naranjas, mucha fruta y verduras. Toma vitaminas. Es importante. Pero el antioxidante definitivo es la ilusión. No está en un coche nuevo, ni en una bici mejor, ni en las mejores zapatillas de correr. No hablo de ese tipo de ilusión. La ilusión la llevas dentro y para prender esa mecha tienes que soñar generosamente y creer que tu sueño es posible.
Por eso deseo que este nuevo año me haga ser más iluso, más infantil, y lo mismo os deseo a vosotros.
Feliz navidad

jueves, 20 de diciembre de 2012

LA ALIMENTACIÓN, EL ETERNO DILEMA...

Desde que llevo en esto, ha habido un tema que siempre me ha preocupado. La alimentación. ¿Cuánto ha de comer un triatleta? ¿Cuánto necesito para afrontar estos entrenos? No se trata de hablar de los días previos a las competiciones, sino del día a día. Esa es otra historia.
Yo no siempre fui delgado o atlético. Hubo un tiempo hace años en el que con mis 176 cms de estatura llegué a pesar casi 90 kilos! Ahora cuando veo fotos de entonces apenas me reconozco… El deporte no estaba en mi vida, era fumador y sin saberlo a menudo la comida servía para calmar ansiedades que ni percibía…
Cuando empecé a entrenar fui un día a la FNAC y miré libros de triatlón. Me fijé en uno concretamente y lo compré. Se llama “Nutrición y peso óptimo para el máximo rendimiento en deportes de resistencia” es de la editorial Tutor. Es un buen libro. De su lectura se extrae una conclusión importante “el peso es un factor fundamental en el rendimiento de un triatleta”.
Aunque busqué una fórmula mágica para aprender a comer en cuanto a cantidad y calidad me he dado cuenta que esto es cuestión de ensayo – error.
No estoy dispuesto a contar calorías así que mi sistema se basa en una serie de creencias que aplico y que me funcionan. Podrían ser las siguientes:
No como prácticamente grasas animales, por lo que me prohíbo los fiambres grasos y las carnes como pancetas o beicon o secreto o carnes grasas.
Desde que entreno he ido inconscientemente reduciendo la carne que como, me he hecho menos carnívoro por decirlo de alguna manera.
Nunca como menos de 5 piezas de fruta al día.
Salmón a la plancha una vez por semana.
Desayuno tostadas de pan de cereales con aceite de oliva y miel (dos piezas normales), un café con leche y un zumo sin colar de naranja (cuando es la época) cuando no lo es un kiwi grande o dos pequeños.
Hago cinco comidas al día. Al principio me saltaba la de media tarde pero me di cuenta de que pasaba muchas horas sin comer antes del entrenamiento, que en mi caso es por la tarde. Así que la incluí en forma de barritas de muesli y fruta.
Como mejillones una vez por semana en la cena. Contienen mucho hierro y la anemia es un enemigo a tener en cuenta. (como el colesterol no avisa la hijaput…)
Mas de tres noches ceno mi súper ensalada: lechugas rizadas, manzana, queso feta, arroz  guarnición de varios colores (mercadona), tomate kumato, nueces, champiñones a la plancha y pasas corintias. Con un poco de aceite, sal y vinagre caramelizado.
Al desayunar y cenar tomo levadura de cerveza y germen de trigo. Por la mañana un comprimido de multicentrum.
Nada más llegar de entrenar tomo un batido de proteínas y un trozo pequeño de pan con miel
A medio día como en el mejor restaurante de la ciudad y como lo que me ponen, ya que mi madre ha hecho la comida con cariño. A veces si no interesa por el tipo de entreno de la tarde (por las digestiones) improviso yo mismo un poco con la ensalada y algo de pasta cocida. Después de comer tomo dos piezas de fruta. (mi capricho del día son uno o dos pequeños miniconos de helado de nata de mercadona). El chocolate tiene que estar en mi vida.
Me paso la mañana bebiendo agua, pues me ayuda a eliminar las toxinas de desecho de los entrenos (una botella de 1,5 cae siempre).
Me gusta cenar cremas, sobre todo de espinacas. Los huevos revueltos son también una cena común.
Intento tomar un yogurt al día casi siempre antes de ir a dormir.
Pero, ¿qué cantidad? Pues lo normal, no me gusta sentirme hinchado ni tampoco pasar hambre. Existe un truco que no falla. Escuchar al cuerpo y observar qué sucede con el paso del tiempo. Lo normal es que los entrenos vayan adaptando tu cuerpo poco a poco y que vayas perdiendo grasa. Al principio de temporada yo peso unos 70 o 71 kilos, y en competición me he quedado este año en 68. Pero esto no me obsesiona, es consecuencia de los entrenos y de darle al cuerpo el alimento que me pide.
El triatlón me enseña a comer sano, y en mi opinión el cuerpo es más sabio que las tablas calóricas y las dietas. En resumen mi opinión es que hay que darle al cuerpo alimentos de calidad y por ende no comer comida basura. Que si eres deportista comer es, además de un placer, una parte más de la preparación que no se debe descuidar. “Hincharse a comer” o pegarse como se dice en mi tierra una “panzá a comer” responde más a las necesidades de tu mente (ansiedad) que de tu cuerpo y no hace ningún bien. Y que al igual que dije respecto a un entrenador, si no hubiese encontrado una fórmula, se que hubiese acudido a un especialista. Aún así no descarto hacerlo de cara a estos meses que serán más duros de lo habitual.
Espero que os guste el post, a mí me hubiee gustado leerlo cuando era un mar de dudas.

http://www.youtube.com/watch?v=ds8uy1JD4J4          

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Primeras semanas tras el descanso

Cuando terminó la maratón me quedé hecho un despojo. Me costó como una semana o algo menos andar con normalidad. No eran los gemelos lo que me dolía, sino más bien los cuádriceps y glúteos. Ese mismo lunes entendí algo que me había sorprendido días antes. Y es que Juan, mi entrenador, me había mandado unos entrenos poco usuales para las semanas siguientes; ¡solo tres sesiones suaves suaves durante dos semanas!. Cuando llevas dos años con el Sr. Andreu y en ellos has descansado un total de 20 días ver algo así te llama la atención… Como decía en mi post anterior uno no sabe lo que es hasta que lo prueba.
Después de un maratón, se produce un retroceso en tu estado de forma por el castigo físico que supone, del que tardas tiempo en recuperarte, y por supuesto no partes del estado en el que estabas antes de dar la salida. Por eso pienso que un maratón es un buen punto y final para una temporada y tras ella viene un descanso obligatorio y merecido.
Tras este descanso hemos retomado la rutina y hemos iniciado la pretemporada, fijando como metas antes de la cita en Lanzarote dos pruebas; El medio Ironman de Elche y la media maratón de Murcia en los meses de abril y mayo. La pretemporada es una época en la que el trabajo con pesas es importante y esta semana tengo tres sesiones, dos de tren inferior (piernas y glúteos) y una de tren superior (espalda pecho, brazos hombros). Tras el gimnasio siempre hay que correr o rodar en bici para transferir el trabajo de la sesión al gesto deportivo de carrera o bici. Son sesiones duras y a los dos días como siempre agujetas… Conozco el efecto de las pesas aplicado a la carrera y ya sé que merece la pena el esfuerzo, no solo en cuanto a los resultados sino en cuanto a la prevención de lesiones. Estos días estoy trabajando abdominales casi a diario. Me siento bastante cansado, como cuando empecé con todo esto. Lo bueno es que uno ya sabe que es normal, y que se supera.
Esta semana ya no hay ningún día de descanso marcado, y la que viene tampoco, aunque opcionalmente podré descansar el 25 de diciembre, cosa que creo que no haré para rebajar las comidas navideñas y me agarraré a la alternativa de Juan de correr una hora.
Cuesta mucho arrancar, hace frío y tengo sueño casi todo el día, y después de la jornada de trabajo, como casi siempre a las 19:30 horas empiezo los entrenamientos… Es raro que llegue a casa antes de las 22:00, pero curiosamente cuando me cambio para entrenar llegan las ganas y me activo para darlo todo. No hay entreno en el que no piense en el Ironman. Me ayuda a afrontarlo y a concentrarme en lo que estoy haciendo.   

https://www.youtube.com/watch?v=dN0sU5RncQw

viernes, 14 de diciembre de 2012

Bienvenida

Me he decidido a abrir este blog para contar mi experiencia como triatleta y más concretamente para contaros lo que van a ser estos cinco meses de preparación específica del Ironman de Lanzarote.

Llevo un par de años entrenando como triatleta bajo la supervisión de un entrenador personal. Esta es sin duda la decisión que mas beneficios me ha reportado, deportivamente hablando. El triatlón es un deporte tan exigente, que sin una correcta supervisión es realmente difícil obtener buenos resultados, y mas empezando a los 34 años y sin venir ni de la práctica del atletismo ni de la del ciclismo. Sin un entrenador o no llegas o te pasas.

Puede que muchos penséis que esto del Ironman  es de locos, pero lo cierto es que no lo es. Exige mucho sacrificio. Sacrificio que a quien disfruta entrenando le provoca una enorme satisfacción personal. El ironman es para mí una forma de demostrarme  que hay pocas cosas que sean imposibles si con esfuerzo y confianza se trabajan. Que cuando crees que algo es posible y en ello pones el corazón, al final lo conseguirás seguro.

En el blog hablaré de muchas cosas; entrenamientos y sensaciones, material, alimentación, motivación, competiciones, la preparación del Ironman y como resuelvo cuestiones como el vuelo, alojamiento, transporte, etc.

No busquéis en este blog la palabra crisis, recortes, huelgas u otras palabras parecidas, esta será la única vez que aquí las veais porque este es sencillamente un blog de un deportista sobre deporte y una forma de vivir.

Espero que os guste y que a alguien inspire para darse a esta vida de deporte.


http://www.youtube.com/watch?v=jv2aI46F07M

Cronica del maratón de Valencia 2012



Hace ya unas semanas me enfrenté a la prueba más dura que había disputado en el año y medio que llevo entrenando como triatleta, el Maratón Divina Pastora de Valencia, lugar y prueba que recomiendo si os animáis a esta bonita aventura.Era mi primera maratón.

Os cuento que siendo sincero, no estoy contento con el resultado que he obtenido en la carrera, y este hecho me ha generado ciertas contradicciones que con el paso de las horas empiezo a comprender. El principal motivo de mi descontento es la enorme diferencia entre mis expectativas y el resultado obtenido. Si, ya lo sé. Era mi primera Maratón, y el hecho de haberla completado en 3 horas y 24 minutos no es ni mucho menos algo despreciable a mis treinta y cinco años, y llevando un año y medio practicando deporte de forma seria, pero qué le voy a hacer. Al fin y al cabo así es como soy yo. Mis expectativas (bastante infladas dadas las circunstancias) estaban cerca de las tres horas. Incluso me atrevo a afirmar que albergaba cierta esperanza de rebajar mínimamente la mítica marca. Me basaba en lo que había leído tomando como referencia mi mejor marca en la media maratón , que este año ha sido de 1 hora y 24 minutos, y en la que no recuerdo haber sufrido demasiado para ser sincero.

Pero aunque se diga a veces que en el deporte puede pasar cualquier cosa (Haile Gebrselassie), hay ciertas leyes que en esto son casi matemáticas, y una de ellas es que un gran resultado es siempre fruto de una suma de factores; entrenamiento, descanso, alimentación, estrategia correcta y la ausencia de enfermedad o lesión, esto es, la salud. (seguro que me olvido de alguno).

En mi caso, el motivo de mi insatisfacción ha sido omitir estos factores e ignorarlos a la hora de trazar un objetivo realista, cosa que he aprendido, resulta peligroso en la prueba reina. Al menos imaginar que sin todos estos factores a un nivel óptimo no se puede aspirar a las míticas tres horas. Y es que el pasado 3 de octubre sufrí un mi primer esguince de tobillo. Un grado uno tirando a dos mientras preparaba lo que iba a ser mi primera prueba de distancia medio Ironman. Tras el accidente estuve cerca de 10 días sin correr y con sesiones muy dolorosas de fisioterapia, aunque estuve nadando y haciendo rodillo en la medida de lo posible. Así que hasta mediados de octubre no tuve ocasión de comenzar a correr, y de ahí en adelante progresivamente. Lo cierto es que tan solo he tenido un mes para asimilar las cargas necesarias para los 42.195 metros.

Este hecho, junto a que no fue posible hacer la carga máxima de volumen tres semanas antes de la maratón sino dos semanas antes, creo que han sido los motivos más importantes para explicar mi resultado en la prueba.

El sábado víspera de la carrera, tras una semana de descanso con tan solo un par de sesiones y una buena carga de hidratos, la mejor acompañante y asistente de atletas del mundo y yo salimos hacia Valencia. Una vez allí y siendo medio día dejamos las maletas en el hotel y nos fuimos a una pizzería, donde tomamos una ensalada y un plato de pasta que parecía que no llegaba nunca. Luego nos fuimos al Oceanográfico y dimos una pequeña vuelta por allí, aunque sin cansarnos demasiado porque a las 22:00 horas tocaba dormir. Durante toda la tarde me sentí algo hinchado, imagino que por la carga de hidratos de los días anteriores. No soy partidario de comer más en estos días, y de hecho no lo hice. 

Imagino que estas sensaciones se debieron al cambio en los hábitos alimenticios ya que me gusta ser estricto con lo que como. Como siempre, Inma estaba allí y sus palabras me tranquilizaron. Hablamos de las sensaciones y los nervios de antes de las carreras y le comenté que éstos te evitan disfrutar de lo que vas a vivir. Me dijo que los nervios son el sabio mecanismo por el que tu cuerpo y tu mente se preparan para lo que viene, y que los aceptase como buenos. Ya os he dicho que es la mejor asistente de atletas del mundo, a la par que una psicóloga de primera categoría.

Antes de dormir me tomé un pequeño sándwich de pechuga de pavo con tomate rallado y un yogurt líquido. Y después de los nervios propios del día antes de la carrera, esa noche por suerte dormí como un niño.
A la mañana siguiente me desperté a las seis de la mañana sintiéndome descansado, y bajé a la cafetería del hotel. Tomé un café solo, un zumo de melocotón y un par de tostadas de mantequilla con miel. Sentía que no necesitaba más y creo que no me equivoqué. Inma se tomó unos huevos revueltos, dos salchichas Frankfurt, tostadas, un zumo, un café con leche y birló del buffet para luego un bizcochito y una manzana… sin comentarios.

Tras descansar un poco más, a las 8:00 salimos caminando hacia la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, lugar de salida y llegada de la prueba que estaba a un km del hotel. No estaba muy nervioso, cosa que agradecí. Y tras calentar un poco me fui al box de salida y me coloqué según el tiempo que había elegido cuando hace tres meses me inscribí; curiosamente atletas entre 3 horas 15 minutos y 3 horas 30 minutos. (Otra cosa era lo que tenía en la cabeza). Antes de darse la salida vi a dos amigos triatletas que estaban en la zona de 3 horas y me dijeron que me fuese con ellos a correrla, pero les dije que no, que estaba bien allí y les deseé suerte. En realidad no les fui sincero, como os he dicho albergaba esperanzas de sorpresa, pero no quería sentir presión y prefería correr solo. Menos mal que no accedí, ellos sí hicieron tres horas, me hubieran reventado.

Al poco se dio la salida y puse en marcha mi estrategia inicial de comenzar a correr a 4:30 y observar sensaciones. Me sentía bien, la carga de hidratos y la supercompensación hacían que me sintiese fuerte, lo que me llevó a pensar que podría aguantar un ritmo de 4:20 min/km, motivo por el cual y casi sin notarlo apreté un poco. Los primeros 15.000 cayeron fáciles, y al paso por la media maratón miré mi reloj y vi que llevaba una hora y 34 minutos. Me sentía bien, de hecho no había forzado mucho la máquina. Pensé que apretando los dientes podría estar cerca de las 3 horas y diez minutos. Qué ingenuo, ahora sé que sobre la serpiente de 42 kilómetros no se puede pensar así. Ahora lo veo claro, entonces no lo ví.

Sin embargo, al llegar al km 30 empecé a sentir que algo empezaba a no ir bien. Recordé las palabras de mi experimentado amigo Jesualdo; “Ramiro, cuando lleves 30 te quedarán 12” y resultó que el famoso muro con el que sabía que me encontraría se presentó mucho antes de lo esperado, y mi ritmo fue cayendo hasta los 5:00 min/km pese a mis esfuerzos, ritmo que se fue debilitando, y cinco kms mas tarde ya estaba en unos 5:40 min/km.

A siete kilómetros de la línea oí a la gente del público decir; “mira, estos son los de las 3 horas y cuarto”, eso significaba que llevaba detrás el globo de dicho tiempo, el cual me pasó como un rayo.
Supe que tenía dificultades y que llegar sería muy duro. Entonces me hice una promesa muy de las mias: “PROHIBIDO CAMINAR, PROHIBIDO PARAR”. Solo eso. Cara promesa dadas las circunstancias que me costó cumplir.

Al paso por el km 37 ya no podía con mi alma. Recuerdo que pensaba: ”Ramiro, es un 5.000” tú has corrido esto en menos de 18 minutos, pero por otro lado pensaba 5 x 6 =30 !!!, así que me resignaba e intentaba distraerme pero solo me venían cosas negativas a la cabeza. Curiosamente el peor momento de todos en esta parte tan agónica fue el cartel del Km 40. Y otra vez lo mismo; Ramiro, haces series de dos kms toda las semanas en menos de 7 minutos! Y luego pensaba 2 x 6 =12!!! (malditas multiplicaciones).
Curiosamente los corredores se paraban o se ponía a caminar más en este momento, a falta de tan poco!. Gente que había alcanzado su límite, gente a la que yo animaba a no parar a su paso sentía su dolor, vivía lo mismo que ellos.

Al final, sobre la asombrosa alfombra azul de la recta final y en ese lugar tan espectacular se me saltaron las lágrimas cuando me faltaban unos quinientos metros. Fue un mejunje de sentimientos y dolor que no eran exactamente lo que yo esperaba sentir. Como dije al principio “soy como soy”. Y crucé la meta destrozado física, anímica y mentalmente. En ese momento no sentí alegría como he sentido a la llegada en otras pruebas que he disputado, como la de aquella media maratón pasada.

Olvidé contar que soy triatleta. Que preparo el Ironman de Lanzarote de mayo de 2013, y que en esos últimos kilómetros pensé en dejarlo todo, dejar de entrenar, retomar mi vieja afición por la guitarra. Pensé que no sería capaz de afrontar este sufrimiento tras 4 kms nadando y 180 kms de bici por puertos de montaña y con viento.

Solo han pasado 48 horas y sé que me equivoqué al pensar aquellas cosas, porque si algo tengo claro es que no hay nada que motive mas a un atleta que el fracaso. Que lo que me mueve es la ilusión por superarme y alcanzar mis sueños. Sueños aparentemente inalcanzables. Porque soy especial, tanto como las ocho mil personas que hoy estamos al otro lado del muro que nos saltamos este domingo en Valencia.